Sanar en red: la importancia de prevenir y acompañar los TCA
- Centro Neandi
- hace 5 días
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Cada año, el 2 de junio, nos unimos a una causa muy importante: visibilizar los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) y actuar desde la prevención, la información y la concientización. Hoy más que nunca, necesitamos cuestionar los prejuicios que siguen vivos en nuestra sociedad y abrir conversaciones reales, donde el cuerpo no sea una medida de valor y la salud mental ocupe el lugar que merece.
Los TCA no son una moda, una etapa, ni una “manera de llamar la atención”. Son trastornos complejos que afectan la vida y el bienestar de millones de personas. Además, muchas veces ocurren en silencio, camuflados entre conductas que la sociedad ha normalizado: dietas extremas, comentarios sobre el cuerpo, y la constante presión por encajar en un ideal estético. Es momento de reconocer que los TCA deben tomarse en serio y que sí, pueden prevenirse.
Cuando hablamos de TCA, también es importante hablar del estigma que los rodea. A menudo, nos encontramos con prejuicios que minimizan el sufrimiento o culpan a quienes lo viven. Frases como “sólo quiere llamar la atención” o “está exagerando” no sólo duelen, también desinforman.
Muchas personas creen que un TCA se nota simple vista, pero la realidad es muy distinta. Uno de los mitos más dañinos es pensar que sólo las personas extremadamente delgadas tienen un trastorno. Esto no solamente es falso, sino que puede impedir que muchas personas reciban el diagnóstico y el apoyo que necesitan. El cuerpo no siempre muestra lo que está ocurriendo internamente.
También persiste la idea de que estos trastornos únicamente afectan a mujeres jóvenes, cuando en realidad pueden afectar a personas de cualquier edad, género o tipo de cuerpo. Otro mito común es pensar que se trata de vanidad, que la persona está cuidando su alimentación o intentando verse “mejor”. A veces, incluso, se normalizan estas conductas porque se confunden con disciplina o autocuidado. Pero detrás de ese aparente control hay malestar, miedo, angustia y dolor. No se trata de una dieta más, se trata de sufrimiento que necesita ser escuchado y acompañado.
Estos prejuicios están presentes en todas partes. En el sistema educativo, cuando se aplauden conductas restrictivas como “qué bien que no come dulces”, sin considerar que pueden ser señales tempranas de un TCA. En el sistema de salud, cuando se niega atención a personas que no cumplen con el “perfil típico”, enfocándose únicamente en parámetros físicos y dejando de lado el malestar psicológico. Y la sociedad en general, que tiende a normalizar este tipo de comportamientos y comentarios sobre el cuerpo.
En el campo profesional de la psicología aún queda mucho por hacer. Varios profesionales siguen enfrentando los TCA con herramientas generales que no alcanzan a abordar su complejidad. Es fundamental promover una formación clínica especializada, actualizada y basada en evidencia, para poder brindar un tratamiento realmente eficaz.
Lo que todos debemos saber sobre los TCA
Los Trastornos de la Conducta Alimentaria no son sólo un problema con la comida, involucran aspectos emocionales, cognitivos y sociales. La anorexia, la bulimia, el trastorno por atracón, entre otros, alteran la relación con el cuerpo, la alimentación y la autoestima.
No tienen una única causa, ni se curan con “fuerza de voluntad”. Se desarrollan por una combinación de factores que incluyen vulnerabilidades biológicas, baja autoestima, presión social, experiencias adversas y una cultura que premia cuerpos cada vez más inalcanzables.
La prevención se cultiva en lo cotidiano
Prevenir un TCA va más allá de evitar su aparición. También es aprender a identificar señales tempranas, cuestionar los mensajes que promueven un “cuerpo ideal” y ofrecer información que celebre la diversidad corporal desde edades menores.
La prevención vive en lo cotidiano: en cómo hablamos del cuerpo, de la comida y del bienestar. Está en los mensajes que transmitimos, muchas veces sin darnos cuenta, cuando normalizamos la culpa por comer o aplaudimos conductas restrictivas. Prevenir también es enseñar que el autocuidado no es control, sino conexión; y que la alimentación debe ser parte de una vida plena, no una fuente de angustia o castigo.
Un mensaje para las familias
En este Día Mundial de Acción por los TCA, quiero darles un mensaje a las mamás, papás, abuelos, hermanos, hermanas, cuidadores y todas esas personas que están cerca, acompañando a un ser querido en su camino de recuperación de un TCA. Recuerden que ustedes no son el problema, son parte de la solución y su acompañamiento puede marcar una diferencia enorme, incluso cuando no tienen todas las respuestas.
Es normal sentirse confundidos, con miedo o llenos de dudas. Pero su disposición a aprender, a no juzgar, a ofrecer apoyo con paciencia y amor, ya es un paso enorme. Su presencia puede convertirse en una red que sostiene, que calma y da esperanza.
Incluir a las familias en el tratamiento es fundamental. Se ha demostrado que el trabajo de un paciente, en conjunto con la familia, hace que aumenten de manera significativa las probabilidades de recuperación. Eso no significa que todo dependa de ustedes, sino que su apoyo emocional puede complementar de forma valiosa el trabajo clínico.
Acompañar un proceso de recuperación puede ser retador, pero cuando las familias se involucran con información, presencia y escucha activa, su apoyo es transformador. Desde ese lugar de cuidado y paciencia, se vuelven una red de apoyo poderosa, que acompaña y que da esperanza en los momentos más difíciles.
Hablar de TCA es hablar de salud mental, de vínculos, de cultura y de humanidad. Es reconocer que detrás de cada diagnóstico hay una historia, un cuerpo que busca sentirse seguro y una persona que necesita ser vista más allá de sus síntomas.
Este 2 de junio, el Día Mundial de Acción por los Trastornos de la Conducta Alimentaria nos invita a alzar la voz, no sólo para visibilizar estas realidades, sino también para transformarlas desde la prevención, la empatía y el acompañamiento. Nos invita a cuestionar lo que creemos saber y a comprometernos con nuevas formas de mirar el cuerpo, la alimentación y el malestar emocional.
Elaborado por: Irlanda Iremar Parra Cota.
Estudiante de psicología en la Universidad Anáhuac Puebla, con un profundo interés en la psicología clínica. Apasionada por explorar los complejos caminos de la mente humana y por el estudio de los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA). Su motivación radica en el deseo de comprender y ayudar a quienes enfrentan estos desafíos, buscando mejorar la relación con su cuerpo y alimentación, para fortalecer su bienestar físico y emocional.
Artículo realizado en Colaboración con Alimentando Emociones A.C.
Referencias
Canals, J., & Arija-Val, V. (2022). Factores de riesgo y estrategias de prevención en los trastornos de la conducta alimentaria. Nutrición Hospitalaria, 39. https://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0212-16112022000500004
NEDA. (s. f.). Mitos de los trastornos de la conducta alimentaria. National Eating Disorders Association. https://www.nationaleatingdisorders.org/sites/default/files/Mitos%20de%20los%20Trastornos%20de%20la%20Conducta%20Alimentaria.pdf
Verdi, B. (2024). Tratamiento Basado en la Familia (FBT) para los Trastornos de la Conducta Alimentaria. El tratamiento de primera línea para niños y adolescentes. Instituto Superior de Estudios Psicológicos (ISEP). https://www.isep.es/actualidad/tratamiento-basado-en-familia-para-trastorno-conducta-alimentaria/

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