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Navegando las emociones en los TCA: cómo entenderlas y gestionarlas sin culpa

Las emociones son parte de nuestra vida y nos acompañan en cada experiencia. A veces, pueden sentirse demasiado intensas, especialmente cuando se vive con un trastorno de la conducta alimentaria (TCA). La culpa, el miedo, la frustración o el enojo pueden aparecer con frecuencia, haciendo que el día a día se vuelva más desafiante. Pero es importante recordar que sentir no es un error y que aprender a explorar y aceptar las emociones sin juicio es un paso fundamental hacia la salud mental  y la recuperación.

 

Las personas con TCA suelen intentar bloquear y evadir el dolor emocional. Tal vez te ha pasado que sientes tristeza, enojo o desesperanza cuando comes un "alimento prohibido" o cuando alguien hace un comentario sobre tu cuerpo. A menudo, para evitar estas emociones, podrías buscar distraerte, ignorarlas o incluso recurrir a mecanismos de adormecimiento, como la restricción alimentaria o los atracones.

 

Sin embargo, cuanto más evites enfrentar el malestar, más intenso se vuelve. En lugar de resistirlo, es importante aprender a experimentarlo conscientemente. Aquí es donde entra el mindfulness de la emoción, una técnica que nos ayuda a observar y aceptar nuestras emociones sin intentar cambiarlas o huir de ellas.

 

Ejercicio de observación consciente para gestionar la incomodidad emocional

 

Este ejercicio te ayudará a experimentar tus emociones sin juzgarlas ni tratar de cambiarlas o hacerlas desaparecer:

 

1.    Encuentra un lugar tranquilo donde puedas sentarte cómodamente y céntrate en el momento presente.

2.    Cierra los ojos y nota la presencia de la incomodidad. Permítete sentirla sin intentar cambiarla o reprimirla. Experimenta la incomodidad y todo lo que la acompaña.

3.    Acompáñate con compasión mientras experimentas estas sensaciones de malestar. Toma tu propia mano mientras te acompañas a ti mismo. Observa tu incomodidad y quédate con ella un rato. No trates de hacer nada para que desaparezca. Solo obsérvala y siéntela sin juzgarte ni culparte por sentirla. Simplemente permite que esté ahí.

4.    Observa lo que sucede sin juzgar. Si notas que tu mente divaga o notas algún cambio en cómo te sientes, simplemente reconócelo, obsérvalo con compasión y vuelve a centrarte en la sensación.

5.    Cuando lo sientas adecuado, vuelve a centrarte suavemente en tu respiración y descansa tu atención en ella. Después de un momento, abre los ojos, haz una pausa y luego podrás regresar a tus actividades.

 

Este ejercicio ayuda a romper el ciclo de evitación y resistencia, dándote la oportunidad de procesar tus emociones de manera más saludable. Ponlo en práctica y realízalo todas las veces que necesites.

 

Aceptar nuestras emociones no significa que nos deban dominar, sino que podemos aprender a transitarlas con amabilidad y paciencia. Cada pequeño paso que tomes para ser consciente de cómo te sientes te acerca a una relación más sana contigo mismo.

 

Elaborado por: Irlanda Iremar Parra Cota.

Estudiante de psicología en la Universidad Anáhuac Puebla, con un profundo interés en la psicología clínica. Apasionada por explorar los complejos caminos de la mente humana y por el estudio de los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA). Su motivación radica en el deseo de comprender y ayudar a quienes enfrentan estos desafíos, buscando mejorar la relación con su cuerpo y alimentación, y transformando creencias dañinas para fortalecer su bienestar emocional.

Artículo realizado en Colaboración con Alimentando Emociones A.C.



Referencia: 

Albers, S. (2009). Eat, drink and be mindful (1.a ed.). New Harbinger Publications.



Foto de Kelvin Valerio
Foto de Kelvin Valerio




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