Como ya hemos platicado en un post anterior, las conductas alimentarias de riesgo en muchas ocasiones pueden ser el ante sala al diagnóstico de Trastorno de la Conducta Alimentaria (si quieres leer más de este tema, dale clic al siguiente link Conductas alimentarias de riesgo). Poder actuar cuando nuestros hijos empiezan a presentar este tipo de conductas sería mucho más benéfico para su salud y se reduce el riesgo que desarrollen alguna de estas enfermedades, sin embargo, esta tarea para los padres se vuelve realmente compleja ya que aceptar que nuestros hijos tienen algún problema relacionado con la comida, su cuerpo y/o el ejercicio es un proceso con muchos obstáculos en el camino, por ejemplo:
La delgadez está muy asociada a salud y los cuerpos gordos a la enfermedad, lo cuál, como ya sabemos, no es posible diagnosticar sólo por ver la forma de un cuerpo.
Existe mucha presión social por lograr cuerpos “perfectos” y por lo tanto alimentación perfecta.
Cuando los padres están muy involucrados en dietas, ejercicio y cuidado del cuerpo de manera excesiva, se vuelve mucho más complicado identificar el momento en el que ya es un problema.
Para muchos adultos estas conductas están asociadas a creencias como:
“mi hija(o) ya está en la edad que se quiere ver bien y por eso se cuida”
“Es por su salud”
“Está en la edad de la vanidad”
5. Conocemos poco respecto a las consecuencias de estas enfermedades.
6. Existen muchos tabúes alrededor
Ej: Creemos que la anorexia sólo es un problema si la personas se ve sumamente delgada y demacrada.
7. Genera miedo, culpa, preocupación, y en ocasiones negación
“y si estoy exagerando”
8. Creemos que es parte de la etapa que están viviendo nuestros hijos y que eventualmente pasará.
9. En muchos casos, la comunicación con nuestros hijos no es la mejor y por lo tanto nos da miedo tocar el tema y “cerrar la puerta” con ellos.
10. Preferimos esperar a que ellos pidan ayuda.
11. Normalmente las familias en dónde ya existe un diagnóstico suelen guardarlo como secreto, lo que genera que no sepamos con quién acercarnos.
Así que, si sientes alguna preocupación y ves conductas extrañas en tu adolescente, confía en tu intuición. Acércate a tu hijo(a) para entender que es lo que está pasando, pues recuerda que un adolescente que se desarrolla de manera saludable, tendrá incremento tanto de peso como estatura de manera repentinas durante la pubertad. No tendrá pensamientos obsesivos acerca de la comida y comerá sin ningún problema en la compañía de otros (amigos, familia, padres, etc.) y en diferentes contextos (en casa, restaurantes, casa de amigos etc..). También elegirá sus alimentos sin dificultad, no se saltarán comidas, elegirán alimentos de todo tipo incluyendo postres y pastas e incluso preguntarán ¿Qué hay de comer? Cuando tengan hambre. No mostrarán preocupación por su peso ni se obsesionarán con el ejercicio y menos lo usarán como herramienta para compensar (Muhleheim, 2021).
Elaborado por Tania Rodríguez
Referencias
Muhleheim, D. (2021). Cuando tu adolescente tiene un trastorno de la conducta alimentaria. Lulu publishing.
Photo by Karolina Grabowska
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