Fomentando una imagen corporal positiva en la infancia: el rol de los padres en la aceptación y autoestima de sus pequeños
- Centro Neandi
- 21 abr
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Actualmente, existen numerosas investigaciones que establecen los tempranos comienzos de la insatisfacción corporal. Se ha reportado que niños y niñas comienzan a sentirse insatisfechos con su cuerpo alrededor de los 6 años de edad, y que a los 8 años ya pueden manifestar un deseo de cambiar su apariencia física, temiendo subir de peso o anhelando un cuerpo más delgado o con mayor musculatura. Estas experiencias tienden a intensificarse durante la adolescencia, y pueden estar acompañadas por una distorsión de la imagen corporal.
Es importante recordar que el aprendizaje de los niños sobre lo que es aceptable y lo que no, está en gran medida moldeado por lo que observan a su alrededor. Por lo tanto, los padres influyen constantemente en su percepción de sí mismos, de los demás y del mundo. Como es lógico, la evidencia científica señala que la presión y los comentarios de los padres son uno de los factores más comunes en el desarrollo de la insatisfacción corporal. Esto puede manifestarse a través de conductas de autocrítica hacia su propio cuerpo o mediante comentarios despectivos sobre el cuerpo de los demás, reforzando así una visión negativa de la imagen corporal.
La imagen corporal es la percepción, sensación y pensamientos que una persona tiene sobre su propio cuerpo. No solo se trata de la apariencia física, sino también de la relación que se establece con él. Se ha demostrado que una imagen corporal negativa es un factor de riesgo significativo para el desarrollo de trastornos de la conducta alimentaria (TCA) , ya que afecta la autoestima, el autoconcepto y el sentido de valía personal. En contraste, una imagen corporal positiva actúa como un escudo protector ante la autodesvalorización y promueve conductas de autocuidado, ayudando a reconocer que nuestro cuerpo es el vehículo que nos permite realizar todo aquello que valoramos y amamos. Alejarnos de una visión negativa de nuestro cuerpo nos aparta de conductas poco beneficiosas y nos acerca a un bienestar integral.
Por ello, es importante fomentar un lenguaje corporal positivo dentro del hogar, así como dinámicas que permitan reforzar la autoestima, valía personal, gratitud corporal y diversidad en los pequeños. Para este punto, estarás preguntándote ¿Cómo logro hacer eso?, ¡pero no te preocupes! aquí te mostramos cómo podrías implementarlo de forma orgánica en tu hogar.
Práctica:
Como mencionamos anteriormente, los niños suelen imitar todo lo que los adultos a su alrededor hacen. Por ello, una de las mejores maneras de modelar la autovalía es hacer comentarios en voz alta practicando la gratitud hacía lo que nuestro cuerpo hace por nosotros, por ejemplo, de vez en cuando podemos hacer en voz alta apreciaciones como:
“gracias a mis piernas puedo correr muy rápido o saltar muy alto”
“mis ojos me permiten admirar el mundo”
“puedo escuchar mi música favorita porque mis oídos me permiten hacerlo”
“gracias a mi estómago, puedo comer mis comidas favoritas”
Por otro lado, los comentarios agradables no siempre deben estar orientados al cuerpo; siempre podemos hacer el ejercicio de observar nuestras cualidades y las de los demás: “que creativo eres”, “eres una persona muy amable”, “me encanta tu entusiasmo”, “admiro tu pasión por tus hobbies”, “eres muy talentoso jugando futbol”. Todos los seres humanos somos diversos en cuerpo y capacidades, y esa diversidad es muy valiosa. Por consiguiente, es importante recordar que los comentarios negativos acerca del aspecto físico (ya sea de nosotros o de otros), no son adecuados para la construcción de una autoestima saludable; al contrario, nos limita de admirar la diversidad que nos rodea, y apreciar lo que nos hace diferentes. Promover un entorno libre de críticas sobre el cuerpo, permite que los niños crezcan en un ambiente con una visión compasiva, amorosa y respetuosa de sí mismos y del mundo.
Adicionalmente, es importante realizar dinámicas que permitan la construcción activa de la imagen corporal positiva, autoestima y autovalía. Aquí 4 ejercicios que pueden ayudarles:
“Mi cuerpo increíble”: Junto a tu hijo, dibujen un esquema corporal en una cartulina (o algo que puedan visualizar cotidianamente) y escriban todas las cosas que su cuerpo les permite hacer (“Correr”, “Abrazar”, “Reír”, “dibujar” “leer”).
“Cartas de amor propio”: Escriban cartas donde resaltan sus cualidades únicas y lo que más valoran de sí mismos. Por ejemplo:
“Querido cuerpo, gracias por ayudarme a explorar el mundo. Me encanta cómo mis manos me permiten construir cosas increíbles y cómo mis piernas me llevan a todas partes. También me gusta que soy una persona amable y generosa. Te prometo cuidarte siempre."
Pueden decorar la carta con dibujos, fotos y colores.
“El árbol de la autoestima”: Dibuja un árbol con tus hijos y escribe en sus ramas las cosas que más valoran de sí mismos (ej. “Soy buen amigo”, “Soy rápido corriendo”). O pueden decidir agregarle cierta estructura:
Raíces: Personas que los apoyan (familia, amigos, maestros).
Tronco: Cualidades y talentos ("Soy un buen amigo", "Soy valiente", "Soy creativo").
Ramas y hojas: Logros personales ("Aprendí a andar en bicicleta", "Puedo leer historias en voz alta").
Frutos: Metas o sueños que quieren alcanzar.
“Juego del espejo”: Frente al espejo, di afirmaciones positivas como “mi cuerpo es fuerte y me ayuda todos los días”, “soy una persona única, no hay dos como yo”, “merezco amor y respeto”, etc.
Estas son algunas ideas de cómo puedes fomentar la imagen corporal positiva y autoestima en casa, pero siempre puedes crear tus propias formas de hacerlo.
Recuerda que lo que siembras y riegas en casa, tus pequeños lo fructifican en el mundo, compartiendolo con quienes los rodean. Seamos conscientes de la semilla que sembramos, pues tus pequeños también las esparciran en las tierras de otros. Optemos por crear un jardín en donde florezca el respeto y amor propio.
Elaborado por: Regina Lara del Angel
Estudiante de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla. Con una fuerte orientación hacia la psicoeducación, busca acercar el conocimiento psicológico a diferentes públicos de manera clara, accesible y empática. Su enfoque en los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) surge del deseo de brindar información como una herramienta poderosa para la prevención y sensibilización, contribuyendo a un entorno más protegido y comprensivo.
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