Hoy en día, es común que las personas se vean obligadas a hacer más, tener más y ser más para sentir que son “alguien”. Por lo tanto, es fácil que piensen que no son suficientes y que se cuestionen lo que tendrían que cambiar para lograr sus propios estándares. Por ejemplo, es habitual que las personas con un TCA, se sientan presionadas por llegar a la apariencia ideal y al no lograrlo de la forma que esperan, suelen sentirse insatisfechas y recriminarse constantemente por las fallas que tuvieron.
Ahora bien, te invito a reflexionar ¿qué tanto te presionas por lograr las altas expectativas que tienes sobre ti? Si consideras que es algo que haces constantemente y te recriminas cuando cometes errores, entonces te invito a tomar un camino distinto llamado autocompasión.
Según la investigadora Kristin Neff (en Stone, 2017), la autocompasión significa ser amable y comprensivo contigo mismo al confrontar tus fallas personales, sabiendo que nuestra humanidad tiende a equivocarse.
Para ejemplificarlo mejor, imagina que vas caminando con un amigo y de repente te caes. ¿Qué esperarías que hiciera tu amigo? Seguramente, te gustaría que te ayudara y fuera comprensivo con tu dolor. Pero, ¿cómo te sentirías si, en lugar de levantarte, te reclamara por no fijarte al caminar? Curiosamente lo mismo llega a suceder con nosotros mismos, nuestra naturaleza nos llama a la autocompasión, pero muchas veces recurrimos a recriminarnos por nuestros errores en lugar de comprenderlos. Cuando esto pasa, en vez aprender y crecer, las caídas nos paralizan.
Por tanto, es necesario saber cómo cambiar el chip de las autoexigencias al de la autocompasión. La Dra. Andi Stone nos muestra tres sencillos pasos que podrías practicar todos los días:
1. Practica la gratitud: cada día, toma un momento para reflexionar sobre lo que estás agradecido y/o envía un mensaje de agradecimiento a alguien que aprecies.
2. Practica la aceptación. En lugar de criticarte a ti mismo, acepta lo que podrías considerar como tus imperfecciones, fracasos y contratiempos. Nadie es perfecto y de los errores aprendemos muchas cosas.
3. Ponte atención. Toma un momento del día para concentrarte en ti y nota la calidez que sientes cuando eliges la amabilidad por encima de la autocrítica.
Desarrollar la autocompasión requiere un gran esfuerzo, pero se puede hacer. Es cuestión que lo practiques una y otra vez hasta que creas en él y lo hayas integrado completamente en tu vida. Recuerda que cuanto más pongas en acción la autocompasión, mayor será el amor que podrás ofrecerte.
Elaborado por María Linares
Foto de Arina Krasnikova
Comments