Con el fin de las fiestas decembrinas y el inicio del año nuevo, surge la necesidad en muchas personas de depurar su cuerpo tras los “excesos” en las vacaciones a través de una dieta desintoxicante. Buscando así obtener los grandes beneficios que se prometen, como una piel limpia e hidratada, mejoras en el sistema inmunológico, mejoras del sistema digestivo, liberación de toxinas, etc.
Este tipo de dietas consisten en una alimentación basada en preparados de frutas y verduras; las cuales se complementan con productos comerciales que aportan diversos nutrientes. Así mismo, se restringen algunos grupos de alimentos, como las carnes, lácteos, huevos, entre otros.
A simple vista, podrían parecer una buena alternativa para mantenerse saludable; sin embargo, “no hay evidencia científica que apoye la utilización de las dietas détox para favorecer la eliminación de toxinas o el mantenimiento del peso” (Serrano, 2016). De hecho, ni si quiera son necesarias, pues el organismo depura de forma natural los agentes tóxicos a través del hígado, los riñones o la piel.
En realidad, los peligros son más grandes que los beneficios que se pudieran obtener de las dietas détox. Sobre todo, cuando se llevan a cabo sin el asesoramiento de un especialista, pues no se toman en cuenta los antecedentes médicos y el estado nutricional actual; poniendo en riesgo el funcionamiento fisiológico.
La Dra. María José Tapia, miembro de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición, nos presenta algunos riesgos a los que nos podemos exponer ante una dieta desintoxicante:
1. Fatiga, mareos y debilidad: Regularmente, estas dietas aportan menos energía de la que el cuerpo requiere para funcionar.
2. Pérdida de masa muscular: En general, estas dietas resultan pobres en proteínas lo cual lleva a una pérdida de tejido muscular.
3. Déficit de vitaminas y minerales: Además de las proteínas, pueden ser deficitarias en otros nutrientes que son importantes para mantener la salud.
4. Riesgo de cálculos renales: El abuso de batidos verdes puede incrementar el riesgo de piedras en el riñón por el excesivo contenido de ácido oxálico que contienen algunas verduras habituales en este tipo de bebidas.
5. Riesgos a largo plazo: Los antioxidantes artificiales a largo plazo pueden ser perjudiciales para la salud.
6. Desarrollo de trastornos del comportamiento alimentario. Las dietas muy restrictivas y bajas en calorías, son un factor de riesgo para el desarrollo de un TCA; pueden favorecer una obsesión por la alimentación y la pérdida de peso.
Ante esta información, recuerda que la salud no es un juego y es mucho más importante que cualquier beneficio a corto plazo. ¡Elige mejor el equilibro, elige el bienestar!
Elaborado por: María Linares

Foto de ROMAN ODINTSOV
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