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Cuidando al cuidador

Un cuidador primario es la persona que brinda atención directa y continua atendiendo las necesidades físicas y emocionales de quien atraviesa un proceso de recuperación de TCA tales como la supervisión alimentaria, la preparación de alimentos, asistencia en el cuidado personal, monitoreo de la salud y fomento de hábitos saludables, entre otras funciones que apoyan a quien está en un proceso de recuperación de TCA. Comúnmente es un papel desempeñado por los padres, aunque también puede ser hermano, pareja o miembro cercano a la persona. Sea el parentesco que sea, es un rol que se desarrolla desde el amor e interés hacia el bienestar de la persona cuidada. Al mismo tiempo en el que existe este deseo genuino de acompañar y apoyar, esta es una experiencia que genera una gran carga y sentimientos difíciles de atravesar. 


Es usual que se experimente un gran estrés, miedo, culpa, ansiedad y agotamiento; estas son experiencias emocionales que la mayoría de cuidadores experimenta en el proceso de recuperación, al ser prolongado, demandar recursos emocionales, físicos, económicos, tiempo, esfuerzo y energía. También es común que debido a toda esta carga emocional en adición al tiempo invertido en la dinámica, haya un abandono de actividades de ocio, la relación con otras personas se vea descuidada, haya un descuido personal, o se abandonen las cosas que solían hacerse y disfrutarse. Ese abandono está relacionado con pasar esas actividades a segundo plano, lo cual es una estrategia de afrontamiento a la situación de estrés, y es completamente natural que suceda. 


Con estrategias de afrontamiento, nos referimos a todas esas técnicas tanto emocionales, mentales y de comportamiento, que utilizamos para adaptarnos a situaciones estresantes. Este estrés, surge cuando las demandas del entorno exceden los recursos de afrontamiento que tenemos. Ahora bien, Lazarus y Folkman (1986) definen dos categorías de afrontamiento: afrontamiento centrado en el problema, que busca modificar la causa del estrés y afrontamiento centrado en la emoción, que son estrategias para gestionar las respuestas emocionales ante situaciones difíciles. emocionales sin cambiar la situación. Nos centraremos en estas últimas, ya que este enfoque no pretende cambiar la situación, sino crear herramientas que faciliten el manejo de ella, fortaleciendo el bienestar emocional. 


Aquí es cuando entra el autocuidado, una práctica para manejar la salud y el bienestar, facilitando atenciones a ti mismo. Las actividades que abarca, pueden llegar a depender de la persona que los ejerce (gustos, intereses, preferencias) pero también hay otras las cuales pueden verse como estándar para generar una vida más equilibrada:


  1. Tomar tiempo fuera del paciente: leer, caminar, dormir, meditar, o cualquier hobbie que implique descentralizar la situación por un momento. 

  2. Realizar ejercicio físico: Promueve una regulación del sistema nervioso (este no necesita ser exhaustivo, con 10 minutos es suficiente para generar un impacto en nuestro cuerpo y mente) 

  3. Tener una red de apoyo: Formar vínculos con otras personas, platicar de aquellas situaciones que nos estresan o preocupan, sueños, metas o aspiraciones, pedir ayuda, y acompañarnos de otros siempre es la mejor opción para mantenernos estables. 

  4. Ir a terapia: Buscar ayuda profesional es importante para conocerte un poco mejor, y llevar una mejor relación contigo y tu entorno.

  5. Establecer límites sanos: Nuestra vida no puede estar adaptada a las exigencias de ninguna de las situaciones que se presenten, hay que establecer hasta donde permitimos que influyan en nuestro tiempo. 

  6. Actitud reflexiva: Practica la gratitud hacia situaciones cotidianas de la vida, por ejemplo: comer algo que te gusta, poder ver un atardecer, amar a quienes amas, poder tener un hogar, etc.


Como cuidador, es fácil poner las necesidades de los demás por encima de las tuyas. Puede que sientas que cuidarte es egoísta o que simplemente no tienes tiempo. Es normal sentirse agotado, aislado o dudar si realmente vale la pena atender tu propio bienestar. Pero aquí está la verdad: cuidarte a ti mismo es una de las formas más poderosas de cuidar a quien acompañas. Conectarte con otros cuidadores que han enfrentado desafíos similares puede recordarte que no estás solo. Compartir experiencias puede brindarte consuelo, reducir la sensación de aislamiento y demostrarte que el autocuidado es posible, incluso en los momentos más difíciles. Tu bienestar importa, y también importa que tengas un espacio donde puedas ser escuchado y comprendido.


Muchos cuidadores sienten que necesitan “permiso” para cuidarse, y queremos darte ese permiso ahora. Tienes derecho a descansar, a pedir ayuda y a cuidar tu salud emocional. De hecho, el autocuidado es una parte fundamental del proceso de recuperación de la persona a la que acompañas. Cuando practicas estrategias de afrontamiento saludable, estás enseñando con el ejemplo lo que significa la resiliencia. No se trata solo de sentirte mejor tú, sino de mostrar el camino hacia la recuperación. Muchos cuidadores han descubierto que, al entender el autocuidado como parte del proceso de sanación de su ser querido, finalmente se sintieron con el poder y la libertad de hacerlo.


Sabemos que confías en el equipo que cuida a tu ser querido, y queremos que también confíes en nosotros cuando decimos: Tu autocuidado no es un lujo, es una necesidad. Terapeutas, médicos y otros cuidadores experimentados coinciden: los mejores resultados ocurren cuando quienes cuidan también reciben apoyo. Así que, tómalo como un recordatorio: No estás solo, y tu bienestar es una prioridad. Al cuidar de ti, estás ofreciendo a la persona que acompañas uno de los mayores regalos: una versión más fuerte, más saludable y más resiliente de ti.

Elaborado por: Regina Lara del Angel 

Estudiante de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla. Con una fuerte orientación hacia la psicoeducación, busca acercar el conocimiento psicológico a diferentes públicos de manera clara, accesible y empática. Su enfoque en los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) surge del deseo de brindar información como una herramienta poderosa para la prevención y sensibilización, contribuyendo a un entorno más protegido y comprensivo.


Referencias:

Losada, A.V. & Zavalia, C. (2019). Programa psicoeducativo en trastornos de la conducta alimentaria- Alternatovas en psicología. https://alternativas.me/wp-content/uploads/2019/03/10.-Programa-Psicoeducativo-en-Trastornos-de-la-Conducta-Alimentaria.pdf


Pérez, B., Quiles, Y., Pamiest, L., & Quiles, María J.  (2014). Malestar psicológico y emoción expresada en cuidadores de pacientes con un trastorno de la conducta alimentaria. Anales de Psicología, 30(1), 37-45. https://dx.doi.org/10.6018/analesps.30.1.149411



Lombardero, A. (2020). El Malestar en Cuidadores de Pacientes con Anorexia Nerviosa. Instituto Superior de Estudios Psicológicos. https://www.isep.es/actualidad/malestar-cuidadores-anorexia-nerviosa/?utm_source=chatgpt.com


Anastassiadou, D., Graell, M., Parks, M. Sánchez, J.C. & Sepulveda, A. (2018). Experience of caregiving and coping strategies in caregivers of adolescents with an eating disorder: A comparative study. Psychiatry Research. https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0165178116319679


Patel, S., Shafer, A., Brown, J., Bulik, C., & Zucker, N. (2013). Parents of Children With Eating Disorders: Developing Theory-Based Health Communication Messages to Promote Caregiver Well-Being. Journal of Health Communication, 19(5), 593–608. https://doi.org/10.1080/10810730.2013.821559


Aparicio, D.P., Di-Colloredo, C.A., & Moreno, J. (2007). DESCRIPCIÓN DE LOS ESTILOS DE AFRONTAMIENTO EN HOMBRES Y MUJERES ANTE LA SITUACIÓN DE DESPLAZAMIENTO. Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal. 




Foto de Pavel Danilyuk
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