Desconozco en qué momento ir a comprar algo tan básico como la ropa se volvió una experiencia angustiante para todo tipo de mujeres: delgadas, con curvas, altas, bajas, voluptuosas... parece que nadie se libra de esta aflicción. Con todos los consejos sobre cómo debería verse el cuerpo, el tipo de ropa que se "debe" usar para resaltar ciertas características, o los limitados colores según el tono de piel, algo que debería ser intuitivo se ha convertido en una herramienta de evaluación y exigencia del cuerpo.
Para las personas con Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), esta experiencia es aún más difícil, debido a todo lo que implica el trastorno. Ya sea por percibir el cuerpo más grande de lo que es (distorsión de la imagen corporal), por los comentarios de familiares sobre cómo luce con la ropa, la comparación con amistades, o el deseo de permanecer en la misma talla de la infancia, adolescencia o el pico más alto del trastorno, ir a comprar ropa se ha vuelto una experiencia agobiante, acompañada de ansiedad, culpa, insuficiencia, inseguridad, odio hacia el cuerpo, insatisfacción, entre otros sentimientos.
Entender esta situación como parte de la red de apoyo de una persona con TCA es fundamental para poder acompañarla de forma informada, con empatía, apertura, comprensión, paciencia y tolerancia. Ir de compras es algo que inevitablemente se presentará durante el proceso de recuperación, ya sea para comprar una talla diferente, cambiar el estilo de vestir, o renovar el guardarropa y eliminar aquellas prendas que recuerdan al trastorno.
Si estás en un proceso de recuperación de TCA, aquí te dejo algunas recomendaciones que pueden ser útiles como complemento a tu tratamiento.
Durante un servicio de acompañamiento de compras que tuve con una paciente, lo primero que dejamos claro fue: está bien si no compras o encuentras nada hoy, lo importante es practicar las herramientas adquiridas en tu tratamiento. Recuerda que es un proceso, y si no es el día adecuado, siempre puedes regresar e intentarlo de nuevo.
Otro aspecto importante fue crear un discurso para momentos en los que se presenten sentimientos incómodos. Puedes trabajar este discurso con alguno de tus terapeutas. Anótalo y llévalo contigo cuando vayas de compras.
También es recomendable ir acompañado de alguien que entienda tu proceso y pueda apoyarte si lo necesitas. Busca a alguien que te escuche de forma abierta y sin juicios, y que te recuerde ser compasivo contigo mismo y paciente con tu recuperación.
Algo que resultó muy útil fue haber hecho una lista previa de las prendas que realmente necesitaba. Mantenernos fieles a esa lista nos ayudó a evitar la sensación de agobio por la gran cantidad de opciones disponibles. Además, puedes optar por visitar tiendas que ofrecen una mayor diversidad de tallas, para reducir la frustración de encontrarte con opciones limitadas. Le recordé que, si alguna marca no cuenta con su talla, esto no es un reflejo de su cuerpo, sino una falta de inclusión por parte de la marca.
Recuerda que la ropa debe ajustarse a tu cuerpo, y no al revés. Muchas veces, sobre todo las mujeres, intentan adaptar su cuerpo a la ropa, cuando debería ser al contrario. Pensemos en esto: si unos zapatos no te quedan, ¿vas a hacer dietas, ejercicio excesivo o incluso cortarte un dedo para que entren? La respuesta es clara: buscas la talla adecuada. Lo mismo debería suceder con la ropa. Si una talla no te queda, no hay nada de malo en buscar otra que se ajuste a tu cuerpo. La prioridad debe ser la comodidad y la movilidad. Algunas preguntas que te pueden servir para verificar esto son:
- ¿Puedo cruzar las piernas con lo que tengo puesto?
- ¿Puedo agacharme con seguridad?
- ¿Me permite mover los brazos con facilidad?
- ¿Me siento cómoda caminando, sentada y al levantarme con esta prenda?
- ¿Puedo comer con tranquilidad sin que me apriete la ropa?
Siempre pruébate la ropa. Una paciente descubrió que, aunque se trataba de la misma marca, diseño y talla, el color podía influir en el tamaño y ajuste de la prenda. Lleva al probador varias tallas para elegir la que mejor se acomode a tu cuerpo.
Te recomiendo optar por prendas elásticas para que puedas usarlas en este proceso de cambio corporal.
Evita compararte con otras personas. En lugar de pensar en cómo luce la ropa en ti en comparación con otros, pregúntate si lo que eliges representa quién eres hoy.
Respeta la diversidad corporal y tenlo presente cuando notes cambios en tu cuerpo. Agradece lo que te permite hacer, desde la energía que te proporciona hasta la fortaleza para realizar tus actividades. Recuerda que el valor de una persona no radica en el tipo de cuerpo que tiene, sino en la calidad de ser humano que es. Esto también te ayudará a aceptar y respetar los diferentes tipos de cuerpos en los demás.
Sé paciente contigo mismo. Con el tiempo y la práctica, este proceso será más fácil, intuitivo y hasta divertido. No te apresures ni te obligues a avanzar rápido. Mide tu ritmo y tu estado emocional. Y si necesitas ayuda para comenzar tu proceso de recuperación, en Neandi contamos con un equipo de especialistas que pueden apoyarte de forma personalizada. No dudes en contactarnos: https://www.neandi.com/contacto.
Elaborado por: Gabriela Abigail Águila Flores. Licenciada en Diseño y Asesoría de Imagen, Certificada en Coaching de Imagen. Cuenta con formación en Trastornos de la Conducta Alimentaria por la Universidad ANÁHUAC y la International Association of Eating Disorders Professionals (IAEDP), así como un entrenamiento en Body Positive por el Body Positive Institute. En el Centro de Especialidades Psicológicas Neandi, trabaja junto a psicólogos y nutriólogos, brindando acompañamiento a pacientes con TCA, ayudándolas a reconectar con su voz interior y reconstruir su autoconfianza.

Foto de Liza Summer
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