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Foto del escritorCentro Neandi

DIARIO DE SOFÍA: Grrrr...



Logré actualizar mi CV, empecé a postularme a muchos puestos y enviarlo a algunos contactos, me siento un poco menos frustrada ya que estoy haciendo lo que me corresponde.


Ahora falta frustrarme por las negativas y los rechazos de las empresas. Tampoco es mágico, no solo por hacer lo que a mí me toca quiere decir que todo se va a alinear y a solucionar, al menos yo no creo en la ley de atracción y esas cosas de energías del universo, si existieran tendría mucho que reclamarles y nada de que responsabilizarme.


En fin, el punto es que la tolerancia a la frustración nunca ha sido mi fuerte, es tan insoportable un "no" para mí, que literal me produce náuseas de tanto coraje.


Por momento tenemos un no enorme mi pareja y yo, a él le negaron su plaza de tiempo completo en el trabajo y se va a poner feo económicamente cuando su contrato acabe.


A veces lo veo y lidia bien con la frustración, por qué yo no?


Luego recuerdo mi historia y veo que he sido una niña muy consentida, que a través de berrinches conseguía lo que quería, aunque implicara primero unas nalgadas, pero sea lo que fuere me lo compraban o decían que sí mis padres mientras dejará de hacer ruido y una revolución.


Pues bien, parece que no he logrado quitarme de la cabeza el método del berrinche, al parecer consiste en enojarse, recibir unos golpes (ya sean propios, o sea lastimandome con conductas nocivas) pero el problema es que, ante la ausencia de mis padres y siendo yo la adulta responsable en turno… ya no llega la recompensa.


Ahora como mamá es un doble aprendizaje, decirle que no a mi hija y acompañarla en su frustración sin que se lastime, es reforzarme eso, que los límites no son malos, tampoco frustrarse o enojarse, pero lastimarse si sale del juego.


Tolerancia a la frustración siempre me ha dicho mi terapeuta, tolerancia ante mi instinto voraz.

Calmar la voracidad, el querer comerme el mundo completo en un solo bocado. O ir al otro extremo y no querer ingerir absolutamente nada del mundo porque lo odio de tantos "no" que me ha dicho.


Cada mañana al escuchar la alarma digo como Carlitos el de los Rugrats "ya do quiedo ser adulto", después recuerdo que hay que alistar a mi hija para la escuela y empezar a trabajar, tomo aire y me levanto.


Cada mañana es aceptar un no, no soy una niña chiquita que puede quedarse en cama sin hacer nada, no soy un bebé que llorando será alimentado, bañado, apapachado. A veces crecer duele, pero cada perdida trae consigo una ganancia.


Pffff además se acerca mi cumpleaños...


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