Pero... ¿realmente sabemos por qué es importante dar visibilidad a estas enfermedades?
Lo primero, que seguro ya sabes, es que son enfermedades mentales que se presentan en cualquier etapa de vida (aunque la adolescencia es una de las etapas con mayor riesgo), que no distinguen de género (de hecho, aunque se creía que era sólo un tema de mujeres, las estadísticas en hombres han incrementado de manera importante en los últimos años) y que, aunque tienen su raíz a nivel emocional, se presentan en conductas relacionadas con la comida. Esto último es lo que hace que, en su mayoría, las personas pidan ayuda cuando la enfermedad ya está avanzada; aunado a todas las creencias que hay en la actualidad y que no son cuestionadas, asociadas con “lo saludable”, por ejemplo, tener un cuerpo delgado, eliminar alimentos catalogados como “chatarra”, creer que hacer ejercicio intenso en la única manera de lograrlo. Además, y la razón por la que se vuelven aún más complejas, es porque vienen de la mano, en mucho de los casos, de otros trastornos como ansiedad, depresión, dismorfia corporal, autolesiones e incluso hasta el suicidio (se estima que entre el 55 -95% de las personas diagnosticadas con TCA, experimentarán alguna comorbilidad psiquiátrica a lo largo de su vida (Hambleton, A, 2022)) y también de complicaciones que afectan el funcionamiento orgánico, como pueden ser, problemas corazón, hormonales, óseas por mencionar algunos. Todo esto hace que los tratamientos forzosamente tengan que ser multidisciplinarios. ¿Sabías qué estudios muestran que sólo el 10% de las personas con TCA tiene un tratamiento (UNAM, 2023)?
Estas enfermedades no sólo impactan en el paciente, sino también en la vida de la familia o de las personas más cercanas. Quitan la libertad de ser, de disfrutar cada día, de compartir con las personas que más quieres y de disfrutar cada instante. Te quitan la confianza en ti misma y te roban tu paz. En resumen, son enfermedades que, de manera directa disminuyen la calidad de vida en todo el sentido de la palabra.
Hablar de este tema permitirá que más familias se acerquen a pedir ayuda, que sepan que no están solas, que pueden recuperarse y que puedan vivir una vida más libre, con más gozo. Más flexible. Una vida en la que pueden saborear cada instante y compartirlo con las personas que más aman.
Elaborado por Tania Rodríguez
Referencias
Hambleton, A., Pepin, G., Le, A. et al. Psychiatric and medical comorbidities of eating disorders: findings from a rapid review of the literature. J Eat Disord 10, 132 (2022). https://doi.org/10.1186/s40337-022-00654-2
Foto de Priscilla Du Preez en Unsplash
留言