En la sociedad de hoy en día, el cuerpo se ha convertido en el referente más importante de la identidad, en otras palabras, se ha incorporado el mensaje de que una persona es valiosa por la belleza de su cuerpo. De esta manera, ha surgido en las personas una preocupación por alcanzar los estándares ideales, con los cuales creen que obtendrán la felicidad, amor, reconocimiento, popularidad, admiración y muchas cosas más. Lamentablemente, en muchos casos, se empieza a tener la necesidad de tener una imagen perfecta, lo cual se convierte en una obsesión que al final llevará a lugares no buscados.
Pero, ¿a qué me refiero con lugares no buscados? Te lo explicaré con un ejemplo basado en la película del Señor de los Anillos, por lo que espero que la hayas visto y si no te la recomiendo. En esta película aparece un personaje bastante singular, el cual se llamaba Sméagol. Como sabrás, él era un hobbit común y corriente que solía pescar y divertirse con su primo; hasta que un día se encontraron con un anillo único en su clase el cual provocaba una atracción inmediata por el que lo miraba.
En seguida, Sméagol se obsesionó por su belleza, ese anillo realmente lo llevaría al poder y felicidad que él anhelaba. Es así como mató a su primo con tal de quedárselo y se fue volviendo un hobbit muy difícil de tratar, hasta el punto de ser expulsado por su comunidad. Sin embargo, él estaba tan enajenado con el anillo que no lograba ver sus consecuencias; se transformó completamente en el aislamiento de las Montañas Nubladas y, aun así, él no quería renunciar a la belleza de su anillo.
Después de esto sucedieron otros infortunios con este personaje, pero lo importante fue dicho: Sméagol pensaba que el anillo le brindaría todo lo que él anhelaba; sin embargo, terminó quedándose con lo contrario. Se convirtió en una criatura que vivía para su anillo y al final no fue capaz de retenerlo si quiera.
Semejante situación sucede en los trastornos de la conducta alimentaria. El cuerpo pasa a ser el anillo preciado el cual brindará grandes oportunidades en una sociedad que determina que entre más anillos se tenga, más feliz se estará. Sin embargo, en el afán de no perder ese anillo, se empiezan a realizar conductas inadecuadas que llevan al deterioro físico y psicológico.
Es así la obsesión por obtener la imagen perfecta, lleva a hacer de esta, la meta más importante. Por lo tanto, se toman caminos peligrosos con tal de obtenerla y cómo nunca se obtendrá completamente, se terminará justo en el punto donde no se quería estar. Un punto en donde uno se sentirá perdido y no sabrá cómo regresar; en donde la ayuda de profesionales será necesaria con tal de reencontrar el camino al bienestar.
María Linares Marín
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