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La dieta que encadena

La dieta que encadena ¿a qué te suena eso? ¿Es acaso eso posible sentirse encadenado sin tener algo físico amarrado? ¿Cómo puede suceder aquello? En realidad, esto sucede cuando se trata de una cadena que se encuentra en la mente; una cadena a la que uno mismo se ata y luego ya no puede desatarse sin ayuda. Una cadena que no es física, pero que inmoviliza de la misma forma. Déjame explicártelo de manera más clara con un ejemplo.



Cristina se levantó temprano y como todas las mañanas se preguntó, “¿qué voy a comer hoy?” Ella reflexionaba: “creo que aún me quedan fresas orgánicas, dos porciones de pescado, lechuga de mi huerto y pan de semillas enteras…puedo hacer algo con eso”. Es así como fue a la cocina para planear su dieta saludable del día, una que no incluyera demasiadas grasas, colesterol o azúcares y claro, sin algún tipo de alimento procesado.

Terminó su planeación y comenzó a prepararse sus alimentos. Mientras tanto, entró a sus redes sociales para subir las fotos de lo que comería. Se dio cuenta que había recibido un mensaje de su amiga, invitándola a cenar a una pizzería. Inmediatamente sintió ansiedad y pensó: “esa pizzería ocupa un queso muy grasoso y la harina con la que cocinan no es integral, no puedo asegurar que las ensaladas sean a base de verduras libres de pesticidas…mejor no voy”. No era raro que tuviera esos pensamientos, ella se preocupaba de forma exagerada sobre la calidad de sus alimentos; sabía que si comía algo no permitido se sentiría muy mal de haberse fallado.

Con el tiempo, ella no sólo dejó de ir a la pizzería, si no que dejó de salir a cualquier lugar que implicara exponerse a comidas o bebidas no saludables. Por ejemplo, los fines de semana no se permitía salir a comer con sus padres, si se organizaba una reunión entre amigos, ella no iba por temor a los refrescos y comida chatarra que se encontraría. En todos lados estaba la amenaza de tener que alimentarse con algo que no concordaba con su dieta, por lo que llegó un punto en que optó por dejar de salir.

Ante esta situación, Cristina se sentía triste; realmente había renunciado a mucho por vivir sanamente. Lloraba casi todos los días y en ocasiones, ni siquiera podía dormir por estar pensando en lo que había comido de más o lo que comería al día siguiente. Es así como Cristina desarrolló una obsesión por la salud. Ella comenzó a volverse “adicta” a la vida saludable, lo cual la llevó a sentirse encadenada por mantener la dieta perfecta. Por lo tanto, no solo estaba cansada de la situación, si no que le era imposible cambiarla sin ayuda.

De esta forma, se vio envuelta en un tipo de trastorno de conducta alimentaria, conocido comúnmente como ortorexia. Su característica principal es una preocupación excesiva por mantener una dieta equilibrada y sana, lo cual puede llevar a graves consecuencias físicas (desnutrición, anemia, hipotensión) y psicológicas (ansiedad, depresión, hipocondriasis).

Por esta razón se requiere ayuda profesional, no solo para que se coma adecuado, sino para que la persona se pueda liberar de las cadenas que ató sobre la comida y su imagen corporal. A esto me refiero con la dieta que encadena, la cual hace que se pierda la libertad de disfrutar de la comida por el simple hecho de ser comida. Tú, ¿cuánta libertad sientes al comer?


María Linares Marín


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