Hoy en día está de moda ser fit, ya lo delgado no resulta tan interesante; ahora se busca estar tonificado y en forma. Lo que antes significaba privarse de comida con tal de bajar de peso, ahora está encaminado a aplicarse en el ejercicio para tener unas piernas fuertes y un abdomen con cuadritos. Ante este nuevo panorama, yo te pregunto: ¿qué piensas de lo fit? ¿crees que, con esto, se están propiciando estilos de vida más sanos? ¿observas algún aspecto negativo? Durante este espacio, te daré la información que tal vez te haga cambiar de opinión.

Tal como te mencionaba, la inspiración a lo fit ha sido una tendencia que invita a las personas a hacer ejercicio y ser saludables; sin embargo, la meta no es la salud. La meta es llegar a tener un cuerpo tonificado, el cual es difícil de alcanzar. He ahí donde se encuentra el inconveniente, ya que el ejercicio por motivos de apariencia puede llevar a una obsesión por alcanzar los altos estándares de belleza, los cuales probablemente no se lleguen a alcanzar como se esperaban.
Así mismo, el mensaje que se propaga es el siguiente: un cuerpo fit te llevará a ser reconocido, valorado y feliz; por lo tanto, si no lo tienes, estarás en la posición contraria: no te reconocerán, ni te valorarán, ni serás feliz. Este engañoso mensaje se vuelve convincente para los que comienzan la búsqueda del cuerpo fit y se vuelve una preocupación para los que no se encuentran en esa forma. En ambos casos, surge insatisfacción corporal y frustración de no poder llegar a esa meta tan difícil.
Lo preocupante es que, para llegar al cuerpo fit se deben establecer exigencias en el comer y el ejercicio que son extenuantes. Por tanto, el decidirse a alcanzarlo implicará a compromisos y renuncias que pueden llegar a ser excesivos y pueden resultar en trastornos de la conducta alimentaria y ejercicio compulsivo.
Me gustaría resumir lo que te he mencionado con un ejemplo. Imagina que el cuerpo se tratara de un objeto que se tiene que comprar y que surgió un nuevo producto llamado el “cuerpo fit” el cual es muy caro, pero promete maravillas. Al ver el comercial del nuevo cuerpo, una persona lo compara con el que tiene y considera que es necesario destinar todos sus ahorros para alcanzar ese ideal buscado. Como el precio es muy caro, en ocasiones trabajará horas extras y en otras se abstendrá a gastar para seguir ahorrando. Poco a poco, la persona irá centrando su vida al trabajo y se olvidará de todo lo demás, con tal de conseguir el dinero para comprar su cuerpo. Cuando por fin logre conseguir su cuerpo, tendrá que seguir trabajando horas extras para poder mantener la cara renta. Por lo que se volverá en un trabajo sin descanso, en el cual la persona perderá más de lo que recibe, pues se dará cuenta que llegar al cuerpo ideal no le traerá la felicidad que pensaba.
Regresando a la vida real, la inspiración fit promueve el mismo mensaje, pero de forma más escondida; se valora al cuerpo como si fuera lo único importante en la persona, por lo que se llega a considerar que vale la pena cualquier sacrificio con tal de obtenerlo. Sin embargo, cuando la persona llegue al cuerpo deseado, la inconformidad con su imagen seguirá y tendrá una sensación de que “nunca será suficiente”.
Ante esta situación, puede ser que te preguntes, ¿por qué seguiría la inconformidad, si ya tiene el cuerpo que tanto había luchado por conseguir? Tal vez porque la persona lo sobrevaloró, pensando que sin este no sería nada; por lo tanto, se olvidó del valor que tenía en su interior y de fortalecerlo: su autoestima, su personalidad, su amor por lo que es y no por lo que tiene. Tal como lo menciona la Dra. Julieta Vélez en su artículo Perfecto hoy, mañana quien sabe: “quien busca ser por estándares, se pierde de quien es”. Por tanto, yo te pregunto ¿qué es lo que te hace valioso? ¿sabes quién eres o te has perdido al querer alcanzar el cuerpo perfecto?
Maria Linares Marín
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